Había una vez en un reino del sur del mundo, una Reina que era lavandera, en realidad el marido era lavandero de billetes que juntaba de la coima, del juego y de otros entretenimientos inocentes. Pero el hombre un día se murió "redepente" como decía Catita.
Bueno, a esta pobre lavandera vino un señor que se llama GAFI que no quiere que se ande lavando por ahí porque tiene el monopolio del lavado, y le ordenó que haga una ley urgentísima para que el lavar plata sea pagado con la cárcel, en las mazmorras, con cadenas y cepos.
Entonces la señora se apuró y mandó un proyecto de ley a sus servidores que son legisladores, y que si alguno se retova enseguida lo hace callar tapándole la boca con obras públicas, viajecitos a lugares hermosas que esos pobres tipos y tipas jamás imaginaron conocer, o con subsidios truchelis, bueno, pero se las arregla porque en realidad a los sirvientes les encanta ser sirvientes y ligar algo.
Castigarían con los grillos en las oscuras celdas a los que no buchoneen los que andan lavando por su cuenta usando lavarropas anticuados marca Siam Di Tella, poniendo el cuadradito ese de azul que se usaba antes, tendiendo los billetes al sol, y usando el jabón en polvo Unitario que lava más blanco.
Pero se salvan: los abogados (cuando no), los contadores no se salvan, sí se salvan los partidos políticos (justo las cuevas de Alí Babá), los sindicatos como los del negrito lindo Moyano se salvan, las obras sociales de los sindicatos que jamás fueron encontradas con un troquel trucho, y ... ta ta ta tam...las Asociaciones y fundaciones como la de ... adivine... la de las Madres de la Plaza, a las que el gobierno les da guita para la Universidad, el museo, la imprenta, y... para la obra pública, así derecho viejo, sin licitar.
Bueno, las dulces madrecitas adoptaron a dos hermanitos que habían tenido que matar a su mami y a su papi y meterlos en el baúl de un auto. Pobres chicos, sufrieron prisión injusta. He aquí que los inocenes una vez libres fueron premiados con el manejo de la guita de las Madrecitas, que es la guita que le da el gobierno, que es la guita de la gente. El hermanito mayor compró el mismo día una mansión delirante con una docena de baños para lavar seguramente, un montón de terrenos, un vagón de guita. Eso de andar comprando por ahí inmuebles caros es una forma de lavar con Mister Músculo, que saca todas las manchas. Una diputada de la Lilita, cuando no, lo denunció hace dos años. Nadie averiguó nada porque ¿quién se iba a tirar contra las heroicas Madres protegidas por la Reina?. Ahora se armó el despelote porque los hermanitos, aunque se aman, se pelearon por la guita. Así que salta todo y se ensucia lo que se había lavado. La lavanderita Real tiene que limpiar todo de nuevo. Seguro que después salta lo de Milagros Salas.
Y esta pobre lavandera real, que ya dio todo... menos lo que se afanaron. No es justo. Pobrecita. Corro a ayudarla, pero antes voy a atar al perro, no sea que lo laven.
Ojo: el juego es el lavadero que lava mas divertido. |
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