Acerca de mí

Mi foto
La pepona es plagueona, que quiere decir que putea contra todo, por las dudas. Este blog peroncho es corregible, es agnóstico, hasta que Dios quiera. Nada kirchneroso. Gorilas también pueden hablar, pero en su medida y armoniosamente. Gente que mira 6, 7, 8 está discriminada, prohibida y excluida por la Pepona porque se argela. Los que leen a Verbitsky, lejos de la Pepona. Si alguno todavía lee a Perón, que ayude. Que el Gauchito Gil que era colorado y peronista anticipado, se ocupe de que tengamos un 2011 no del todo pa´l carajo.

A mi me pasó en 1991

A nosotros nos proscribieron en 1991,  cuando nos oponíamos a la primera reelección a gobernador de la provincia.  Eramos muchos,  Daniel Calderón,  Negro Vega,  Ciarlantini,  el Ñaño Gauna, el Dr. Bruno,
Martha y el Gordo,  Eva,  Josefa,  Amanda, el talentoso joven Arrúa,  Mercedes Kalafatich,  Renée,  que entonces era un pibe,   el querido Luisito Sosa, y otra gente que no querrá quizás recordar esos tristes días,  muchos compañeros anónimos de distintas ideologías que apoyaban. Bueno,  batallamos como pudimos,  salimos con un partido de nombre nada impresionante sacado de la galera.  Así y todo tuvimos el 22 % de los votos.  En Capital ganamos,  pero como no se elegía Intendente,  tuvimos 4 concejales.  Metimos  3 diputados.  No fue nada mal esa vez. Pero a mí se me vino el alma abajo.  Quedé mal,  me parecía que la gente no me quería,  que me daban la espalda,  que no merecía nada.
Sufrí tanto,  tanta impotencia,  tanta soledad. Siempre fui una cristianucha culposa,  como decía un compañero. Yo no era candidata a nada,  pero iba al frente como hacemos las mujeres. Máquinas de guerra nos decía el General. Casi sin dormir,  noche y día,  haciendo reunioncitas a las escondidas en casas humildes por el miedo de la gente a quedar sin laburo,  o a sufrir un traslado,  o que le saquen las horas extras.
Esa vez hicimos el primer piquete argentino.  Fue en la 25 de Mayo entre Belgrano y Rivadavia.  Pero no cortamos la calle.  Acampamos en la Avenida,  sobre el pastito,  con unos carteles en el pecho que decía "Proscriptos". Un juez penal que quería ser justo  nos trataba benévolamente de "Campamento".  Aguantábamos la noche ahí y venían los muchachos del oficialismo a darnos patadas.  Pobres muchachos también ellos. Querían hacer mérito.  A la larga,   resulta que la reyerta tuvo aristas jocosas.
Nos presentamos como pudimos,  era pelear con una gomera contra misiles.
Fallamos inocentemente en la fiscalización.  No nos pusieron las boletas dentro de las urnas para abrir el comicio.  Las que poníamos en las mesas desaparecían como por arte de magia.  En el Correo,  perdimos mucho.  No fuimos capaces de lograr que se abrieran las urnas en el escrutinio definitivo.   Se pudo fiscalizar en Formosa Capital,  por la ayuda de los demás partidos opositores,  pero en el interior y en los parajes nos daban vuelta las urnas.  Amigas mías aún hoy me cuentan riendo lo que nos hicieron.  Y bueno ... son las reglas del juego,  "si no hay fiscal contrario,  o es burro o lo conformo con alguito... el deber es dar vuelta el padrón".
Terminada la batalla,  vinieron las venganzas de los perejiles de los ganadores,  siempre más papistas que el papa,  con traslados,  con suspensiones,  sacadas de horas extras a los compañeros.  Defendimos lo mejor que pudimos. No fue suficiente quizás.
No estoy arrepentida de haber luchado con alma y vida.  Entonces era joven y tenía fuerza.


Ese 22 % fue heroico.  Recién ahora me doy cuenta.  También me doy cuenta de que fue una reacción necesaria esa vez. Aunque no ganamos,  dimos batalla.  Extraño esos compañeros,  desparramados en el tiempo,  olvidados casi todos,  muchos ya murieron,  como el querido Daniel Calderón, el único  peronista  de buenas maneras,  como el Ñaño Gauna,  combatiente siempre,  el querido Ñaño.
Me queda como un consuelo calentito tanta gente buena,  peronistas,  socialistas de principios,  radicales,  capaces de hacer lo que no les convenía,  lo que se vislumbraba como un fracaso.  Pero se hizo igual.  A veces prestarse a dar una batalla perdida es un deber.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario